Wednesday, June 27, 2012

¡Enseñan el Drama Invisible del Seguimiento al Revés!

¡Enseñan el Drama Invisible del Seguimiento al Revés!:

¡Mira, Epaminondas! ¡Observa el Mundo a tu alrededor, nútrete de él, aprehéndelo y aprende, Epaminondas, porque cada Drama Invisible que te rodea se hará evidente si entrenas la mirada, que es puente e intérprete que te une al resto de la Humanidad!



Observa a ese hombre, Epaminondas, o mejor dicho, a ese Hombre. Porque es un Hombre, o mejor dicho es El Hombre, el Hombre que en su pequeño círculo vital, en su mini-drama personal resume la Tragedia de la existencia toda. El Hombre. Y ese Hombre anda en el Auto. O mejor dicho, el auto. Porque es sólo un auto, el auto no simboliza nada.



Y su auto no es sólo un auto (¿has visto, Epaminondas, el cúmulo de contradicciones que llevamos dentro los seres humanos? ¡Esta es sólo una de ellas, Epaminondas!) Es armadura, falo, refugio y ariete a la vez. Quítale su auto, Epaminondas y se sentirá desnudo y niño. Pero no hoy, porque está dentro de su capullo asesino, mirando el mundo con la benevolencia que da el Poder, por acotado que éste parezca. Pero, ¡oh, Epaminondas!, todos los muros invisibles que construimos a nuestro alrededor deben derribarse algún día! Y este Hombre –porque es un Hombre- debe estacionar, debe estacionar su Auto, o su auto. Porque tiene que ir al Kinesiólogo. Y está difícil, está difícil, es una de esas partes donde hay muchos autos estacionados, pero el Hombre mira, y busca, y está dispuesto a perder quince minutos de su vida con tal de ahorrarse veinte mangos de estacionamiento.



¿Y qué descubre, entre cólicos de asombro e indignación sorpresa, el Hombre del Auto? ¡Una abominación, un monstruo, un ser anfibio y deforme asomando su grotesco rostro desde el fondo del estanque de los Hechos! Algo que desmantela por completo la arquitectura lógica y normal de la que somos indefensos locatarios. ¡Un tipo (en un Auto o auto) lo sigue, Epaminondas, pero lo sigue al revés: Lo sigue desde adelante! ¡Sí! ¡Donde él ya anticipa doblar su auto, el auto de adelante también dobla, pero claro, antes que él, por supuesto! ¡Y no una, sino dos, o tres, o las veces que nuestro Hombre está dispuesto a doblar en su búsqueda del Santo Grial! ¡Juraría que el Hombre de adelante le lee el pensamiento y se adelanta a sus decisiones sólo para perjudicarlo, o peor, que el mundo ha girado 180 grados sobre su eje, dejando a ambos contendientes en posiciones inversas pero manteniendo roles (seguidor – seguido) que ya no tienen sentido! ¿Cómo, cómo, cómo?



Y el Hombre, nuestro hombre, a quien hemos llamado Hombre, Epaminondas, sabe (un escalofrío acompaña su momento de iluminación) lo que esto significa: Que la existencia del más misérrimo Lugar de Estacionamiento, hueco, espacio, turucuto o fosa común será aprovechado por este diabólico Enemigo antes que él, robándole una oportunidad dorada. Y desafiando todas las leyes de la Justicia Universal, porque, ¡vaya si no era él quien estaba buscando estacionamiento mucho antes que el resto de las personas y los Autos del Universo! ¡Ese lugar, hueco o espacio muerto, si es que existe y se encuentra a menos de cincuenta kilómetros de la Zona, le pertenecía con el Derecho que asiste al mínimo sentido de la Equidad! Pero el Hombre de Adelante, apelando al Seguimiento al Revés, esta maniobra impúdicamente deshonesta y completamente innovadora y revolucionaria, lanzará su dentellada sobre el tesoro mucho antes de que Hombre pueda siquiera soñarlo.



¡Y ahora el Hombre no se siente más un Hombre, sino una Hoja al Viento, incapaz de decidir y de tomar el destino en sus manos, y lloriquea como un niño, Epaminondas, pero no un niño sano y lleno de vida como tú, sino un niño neurótico, caprichoso e impotente, y todo merced a este Demonio sobre Ruedas, este genio maligno, este Rumpelstitskin burlón que ha creado una nueva forma de joderle la vida (y van…), y el olor a nafta quemada que su auto expelía con orgullo viril ahora se le antoja amargo y putrefacto, Epaminondas!



¡Obsérvalo, Epaminondas! ¡Abre los ojos hasta que te duelan los músculos de los párpados y se te resequen los globos oculares: un drama más entre millones, pero que sabrás aprovechar y convertir en valiosa lección, sea ésta “no tengas auto” o “siempre a alguien se le va a ocurrir una forma de cagarte” o “sabés qué, te tenés que conseguir un permiso trucho para estacionar tipo del Poder Judicial”!

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